En enero de 1976, los Lutz abandonaron súbitamente su agradable residencia de estilo colonial sita en el número 112 de Ocean Avenue, en Amityville, a treinta kilómetros de Nueva York. Apenas un año antes, la casa se había hecho tristemente famosa por el horrible asesinato de los Defeo. Pero eso no importó a los Lutz cuando la compraron. Ése fue su error, aunque en aquel momento eran incapaces de imaginar las consecuencias de haberlo cometido.
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