En El concepto de la angustia, Kierkegaard describe la naturaleza y las formas de la angustia, situándola dentro de los estadios mentales-emocionales de la existencia humana que preceden al salto cualitativo de la fe, que lleva al estadio espiritual del cristianismo. Es a través de la angustia como el ‘Yo’ se hace consciente de su relación dialéctica entre lo finito y lo infinito, lo temporal y lo eterno.