Lenoir, un malhechor condenado a muerte va a ser ejecutado en breve, y el Comisario Maigret acude a visitarlo. En la estrecha celda, Leoir le explica, lleno de amargura, un asesinato del que fué testigo hace años y cuyo autor nunca pagó por su delito. Pero Leoir no es un chivato y sólo dará dos pistas al comisario: un ligar -un merendero en las afueras de Paris- y un nombre -el de otro testigo del crimen. Nadie parece conocer el lugar ni al testigo, y el comisario parece olvidarse del asunto. Hasta que, una mañana, Maigret entra en una sombrerería y oye, sorprendido, como otro cliente pide uina chistera para celebrar una fiesta ¡ precisamente en el merendero del que habló Leonir ¡