Firme en el propósito que le inducía a ofrecer al positivismo la concepción sintética del mundo que todavía le faltaba, Spencer empleó treinta y seis años en esta empresa tenaz, que llevó a cabo incluso a través de dificultades económicas y perturbaciones de la salud. Ésta, siempre débil, le impedía el ejercicio regular de cualquier ocupación, raramente podía dedicar al trabajo más de tres horas diarias, y no pocas veces había de abandonarlo por completo durante meses y aun años enteros, como le ocurrió entre 1886 y 1889.
Para hacer frente con eficacia a los gastos de la obra procuró publicarla por entregas y mediante suscripción. La primera de aquéllas apareció en 1860, a ella siguieron, en períodos de tres meses, cada una de las restantes, con lo que el tomo inicial -Primeros principios - quedó ya listo en junio de 1862. Sin embargo, la esperanza según la cual los gastos iban a quedar cubiertos por las suscripciones se reveló muy pronto ilusoria. Y así, no estando dispuesto a experimentar ulteriores pérdidas, en 1865 Spencer comunicó a los suscriptores la suspensión de la obra.
Filosofia