Cuando Zola escribe «Nana» (mil ochocientos ochenta) ya es renombrado. El éxito que alcanza con «La taberna» (mil ochocientos setenta y siete) eclipsa aun los éxitos del rey supremo, Víctor Hugo, el viejo veterano aureolado por el prestigio del destierro y de la lucha incansable contra la impostura y el oropel de tramoya del Segundo Imperio. «Nana» es exactamente una gigantesca simbolización y una parodia de ese Segundo Imperio y de su impostura. Un ataque inexorable a su planeta. De 4 o bien 5 generaciones de borrachos, de una sangre viciada por una larga herencia de embriaguez y miseria, brota zumbando una «mosca de oro», Nana. Crecida en la calle, criada en el riachuelo parisiense, planta de estercolero y fermento del pueblo que corrompe y desbarata «entre sus muslos de nieve» al París burgués y aristócrata. Naná es fuerza de la naturaleza y arma destructora. Una mosca reluciente como el sol, libadora de muerte, que entra por los ventanales de los palacios del poder y envenena a los hombres.
Literatura Estrangeira / Romance