Alessa era una hija preciosa.Virgen. 18 años. Educada.Tímida. Buena. Cariñosa.Y la hija de feriantes.Camino del castillo asaltaron su caravana.Bárbaros salvajes, musculosos y sin piedad.Pidieron todo el dinero y objetos de valor.Pero apenas tenían nada. La pidieron a ella.Enjaulada. Encadenada. Y llorando.Pero... ¿y si los salvajes no eran tal cosa?¿Y si podían descubrirle un mundo nuevo?¿Enseñarla a ser fuerte? ¿A defenderse?¿A ganar su propio lugar en el mundo?Pronto aprendió que no la habían raptado.La habían salvado. Y estaba en deuda con ellos.Una deuda que sólo podía pagar de una forma: Con carne y sudor.