Los ojos de los enterrados -tercer tomo de este ciclo iniciado con Viento fuerte y El papa verde- concluye este gran fresco guatemalteco. La oscura población indígena, llevada al límite por exigencia de sus amos y estimulada por la elocuencia de los agitadores, pasa a la acción. Si se hace abstracción de las ideas nuevas, y extrañas a su espíritu, que inspiran esa lucha, estos indígenas aparecen como herederos de los mayos que resistieron la invasión de los conquistadores.
Los ojos de los enterrados, con sus colores cálidos y violentos, hace pensar en las antiguas pinturas de los templos mayas, particularmente e esa "galería de batallas" de las dinastías guatemaltecas desaparecidas que es el templo de Bonampak. Miguel Ángel Asturias también parece inspirado por el "espíritu de la tierra" y es esto lo que otorga a sus libros un relieve tan vigoroso.