Un libro que vale la pena porque una vez terminado, el lector necesita seguir interpretando y, en el ejercicio de revisar símbolos y metáforas, abre miradas sobre aspectos que van mas allá de la situación de los personajes. El Mapocho es ese río sucio y triste, que arrastra su historia, pero también es un pedazo de cada uno de nosotros, de lo que ha sido sepultado, de lo que no queremos ver.
Não-ficção