A la par de sus primeras obras narrativas, Julio Cortázar inició una extendida producción crítica a través de la cual abordó aspectos de la creación literaria que atraviesan también su propia literatura. Escrito en 1947, Teoría del túnel -este libro del joven Cortázar que se presenta como el primer volumen de su obra crítica- es contemporáneo de Bestiario. Son apuntes sobre el surrealismo y el existencialismo, dos instancias desde las cuales interroga las posibilidades de la lengua literaria.
Para Cortázar, la poderosa herencia surrealista habría de conjugarse, no sin contrastes, con el existencialismo como intuición de la comunidad, completando así el sentido de la obra literaria como un puente necesario hacia el otro. El prólogo de Saúl Yurkievich persigue este esfuerzo de Cortázar por sintetizar un lenguaje que sea expresión y comunicación en proporciones igualmente potentes, y señala este texto como un anticipo de las preocupaciones estéticas que habrían de cristalizar años más tarde en Rayuela.