En estas nuevas conversaciones con su meaestro, el brujo yaqui Juan Matus, Carlos Castaneda reanuda su pugna por asimilar el conocimento arcaico que hace del mundo un lugar pletórico de maravillas y misterios, poblado por entidades extrañas - imágenes arquetípicas, concretizaciones de energía telúrica -, y que permite al iniciado vivir una vida verdadera y ganar poder sobre las cosas. La batalla del aprendiz es doble, pues además de enfrentar peligros mortales en sus contactos con la "otra" realidad debe vencerse a sí mismo y superar moldes de pensamento inculcados desde la infancia. Pasado el estupor de la primera inmersión en lo desconecido, narrada en "Las enseñanzas de don Juan", este segundo aspecto de la lucha crece en importancia; el relato se vuelve más personal, más inmediato, y se amplía también la visión del ámbito social en el que don Juan se mueve.