Con aprecio cuando no con claro afecto, pero también con ironía y guasa,
Javier Marías construye su particular retrato de escritores como
Faulkner, Conrad, Conan Doyle, Nabokov, Henry James o Sterne, por los
que nunca ha ocultado su admiración. Mediante breves esbozos de su
intimidad y la revelación de detalles no siempre conocidos, asistimos a
las manías a veces desternillantes a veces inquietantes, así como a la
grandeza y, en algún caso, pequeñez de una serie de creadores por una
vez convertidos en personajes. Al conjunto de caballeros (o no tanto) se
unen cinco «mujeres fugitivas» asimismo personas reales que, cada una
a su manera, decidieron no transitar por los caminos trillados previstos
para ellas por su época y por su género. Como colofón y contrapunto a la
palabra escrita, en «Artistas perfectos» el lector puede observar la
imagen real de los retratados en un material gráfico extraordinario
perteneciente a la colección particular del autor.