Adrian de Lancey era apenas un muchacho cuando recibió en el monasterio la noticia de que toda su familia había sido asesinada por un barón rival. Ocurrió hace diez años y él, que había sido destinado por sus padres a la vida monástica, rompió los votos y juró no descansar hasta haber vengado a los suyos. Ahora es el nuevo conde de Shropshire: el que fuera un adolescente ascético y espiritual se ha transformado en un señor poderoso y guerrero implacable, ángel y demonio...