Antoine es un joven experto en 'La apocoloquintosis (la transformación en calabaza) del divino Claudio', de Séneca, habla con fluidez el arameo, sabe reparar motores de cazas de la primera guerra mundial y no compra prendas fabricadas por empresas que utilizan mano de obra infantil. Sin embargo, su inteligencia, sus conocimientos demasiado especializados y su sensibilidad no le procuran la menor satisfacción, sino que, al contrario, le paralizan y le sumen en una melancólica soledad, lo que desconsuela a Ganja, Charlotte, Rodolphe y As, sus estrambóticos y adorables amigos. Tras intentar varias veces diluir su lucidez (primero en alcohol, luego anulándola mediante la muerte, para lo que se inscribe en un hilariante cursillo para suicidas), Antoine busca en vano medio más extremos. Tal vez sólo se trate de integrarse un poco en la sociedad, de convertirse en un estúpido más. Le basta con mirar a su alrededor, y ante él se abre un nuevo camino lleno de rocambolescas situaciones.