Cuando Gramsci fue condenado en 1926, por un tribunal fascista, a veinte años de cárcel, era ya un destacado dirigente del movimiento obrero italiano. En las condiciones excepcionales de la cárcel, Gramsci se trazó una línea de trabajo intensa y sistemática: a partir de la poquísima documentación de que disponía y dentro de los límites que le marcaba su precaria salud, estudió los temas que le preocupaban fundamentalmente. Estos temas eran, entre otros, aquellos en cuya base se encuentra el espíritu popular creador.
Literatura Estrangeira