Darlo todo y no dar nada. Pedro Calderón de la Barca Jornada primera Suenan por una parte cajas, y por otras instrumentos músicos, y mientras dicen los primeros versos, sale Diógenes, viejo venerable, vestido pobremente, con una botija de barro en la mano. Unos: (Dentro.) El grande Alejandro viva... Música: Viva el gran Príncipe nuestro... Unos: cuyos lauros... Música: cuyos triunfos... Unos: siempre invictos... Música: siempre excelsos... Unos: a voces van diciendo... Música: que a su imperio le viene el mundo estrecho. Todos: pues todo el mundo es línea de su imperio. Alejandro: (Dentro.) Haga el ejército alto en estos campos amenos, a vista de Atenas, griega patria de ciencias e ingenios. Uno: (Dentro.) Haga repetida salva la música, confundiendo en instrumentos sonoros militares instrumentos.