Jack London tenía como fórmula escribir mil palabras diarias. Sus novelas, de diferentes géneros, relatos y textos autobiográficos y periodísticos, siempre parecen retornar a las frías tierras de Klondike, en Canadá, donde London conoció los rasgos hegemónocos de la sangre anglosajona: afán de riqueza a cualquier precio, sentido de libertad convertido en aventura, dominio de la naturaleza por meio de la actividad industrial.
"Rostro perdido", "El Pagano" y "Hacer el fuego" son historias alegóricas des espíritu de lucha del hombre blanco frente a las adversidades de la vida.. y frente a sí mismo. "Un trozo de carne asada" y "El Mexicano" muestran, además, su pasión por el boxeo.
Contos