Fernando Pessoa murió el 30 de noviembre de 1935. Es ingresado en el hospital de San Luís de los Franceses de Lisboa el 28 de noviembre de 1935, con un fuerte dolor en el costado derecho que es diagnosticado como crisis hepática. El libro recrea las visitas a Pessoa en esos tres días. Las visitas son sus heterónimos; aquellos nombres bajo los cuales Pessoa escribió parte de su obra. Los yoes que le permitieron expresar lo que bajo un solo nombre hubiera sido difícil de comprender por la tendencia del siglo XX a generar identidades sólidas.
Tabucchi, un gran admirador de Pessoa, relata esos encuentros como cierres de las ventanas desde las que escribió y miró el mundo una única persona física con muchas identidades, con muchas miradas. Pessoa se encuentra con Avaro de Campos; se encuentra con Alberto Caeiro; con Ricardo Reis. Los encuentros son breves. Las despedidas, elegantes. Se despide también de seres que alumbraron su andadura: Bernardo Soares; Coelho Pacheco; Antonio Mora. Se despega de quienes lo apoyaron: sus amigos: el señor Manacés y Carlos Eugenio Moitinho de Almeida.