En Martin Eden (1909), la más autobiográfica de las obras de Jack London, el modelo de novela de formación se materializa en una narración verídica tan completa y vital que deja atrás la retórica de la verosimilitud. El proceso de su héroe, de «verdadero salvaje» a filósofo del individualismo de tintes nietzscheanos, de tosco trabajador manual a respetado escritor de éxito, es descrito con una intensidad a veces alucinatoria, pero siempre anclada en la realidad de la experiencia, hasta su conclusión fatalmente irónica. Incomprendida en su momento, Martin Eden ha sido luego lectura obligada e inolvidable para generaciones de escritores en ciernes.