La reconstrucción biográfica de la vida de Piero dei Franceschi es una empresa ardua a la que se han dedicado generaciones de estudiosos —como Pierluigi de Vecchi— confiando en los más débiles indicios y en la escasez general de documentos oficiales fiables que han llegado hasta nuestros días. La propia obra pictórica de Piero ha llegado sólo de forma fragmentaria, con numerosas pérdidas de extrema importancia, entre las que destacan los frescos ejecutados para el Palacio Apostólico, sustituidos en el siglo XVI por los frescos de Rafael.
Sus obras están admirablemente equilibradas entre el arte, la geometría y un complejo sistema de lectura a muchos niveles, donde se unen complejas cuestiones teológicas, filosóficas y de su actualidad. Consiguió armonizar, tanto en su vida como en sus obras, los valores intelectuales y espirituales de su tiempo, condensando múltiples influencias y mediando entre la tradición y la modernidad, entre la religiosidad y las nuevas afirmaciones del Humanismo, entre la racionalidad y la estética.