Un Robinsón espacial sobrevive en su isla planetaria. Nada rompe la rutina de producción de los cocoteros, su alimento básico, hasta que llega a la playa un cruasán perfectamente retractilado, un manjar de los dioses. Pero Viernes también tiene apetito por la bollería y se desencadena entonces la más espectacular persecución que jamás viese aquel sistema bisolar.
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