Como toda obra de Louisa May Alcott, Una chica a la antigua- publicada en 1870, dos años despules de Mujercitas- está plena de elementos autobiográficos. Pero el valor primordial del libro radica en la conjunción de lo ético y lo literario: és un relato optimista, benevolente y sentimental. (...) son documentos vivos, de primera mano, de como fueron las existencias de los jóvenes de hace cine años en la region de América cuyos hombres y mujeres lucharon ardientemente a favor de los derechos humanos.