Ningún viaje en la historia de la iencia fue tan fructiífero para esta com el que entre 1831 y 1836 realizó el HMS Beagle a América del Sur y las islas adyacentes. En él iban, entre otros, el capitán e hidrógrafo Robert Fitz Roy e el entonces incipiente naturalista y geólogo Charles Darwin. Esta famosa expedición permitiría a ambos, así como a todos los que participaron en ella, recoger ejemplares y datos de gran magnitud que produjeron diversos estudios científicos de historia natural; permitió, además, si no completar por lo menos perfeccionar distintos aspectos sobre el levantamiento de esas costas y regiones, estudios hidrográficos, meteorológicos y geográficos. La introductión del diario de Robert Ftiz Roy que ahora presentamos nos ofrece el relato de un excelente marino, de un hombre de amplia cultura y relevantes conocimientos matemáticos que se embarcó en una fabulosa aventura que contribuiría a su ruina económica y que, a la postre, influyó en su suicidio. La lectura de este libro supone revivir las experiencias y descubrimientos de un viaje lleno de peligros y disfrutar de las amenas descripciones de los rasgos y costumbres de los pobladores de esos lejanos territorios en la época en que se realizó.
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