El coronel de García Márquez no tiene quien le escriba. Los más de sus correligionarios en la guerra civil se han desterrado o muerto; otros han aprovechado la desaparición de aquéllos para apoderarse de sus bienes. El coronel, al cabo de quince años de esperar que le escriba el gobierno sobre la pensión prometida desde entonces, aún es un hombre digno y con esperanza.
Ficção